Simulación con paciente estándar: Propuesta innovadora para el desarrollo de habilidades clínicas en Psicología
La formación académica en psicología requiere un elemento práctico para el perfeccionamiento de las técnicas, no obstante, esta praxis debe ir de mano con la ética profesional donde el error del aprendiz no cuente con elementos de maleficencia a los beneficiarios.
En el Hospital de Simulación, donde los estudiantes pueden ser trabajar con Paciente Estándar (simulación con actores y actrices que siguen un guión terapéutico), en ambientes controlados que permita la mejora continua.
En la Universidad Hispanoamérica se ha implementado simulación clínica como una estrategia de aprendizaje que responde a las demandas modernas de enseñanza dentro del campo de la Psicología Clínica. Este método de enseñanza-aprendizaje se basa en replicar una situación del mundo natural de forma interactiva en un ambiente controlado (Altamirano-Droguett, 2019).
La simulación con paciente estándar se caracteriza por contar con actores o actrices profesionales dentro de un juego de roles o dramatización (Altamirano-Droguett, 2019). Es así como esta metodología se implementa dentro de cursos como: Técnicas de entrevista, Psicodiagnóstico, Farmacodependencia, Psicopatología I, II y III, Psicología Laboral, y Terapia de Familia. Dentro de los beneficios expuestos por la literatura se menciona poder prever escenarios similares en la realidad, de la mano con la ética profesional. Se entiende el error como pedagógico pues se fundamenta en la retroalimentación (Kühne et al., 2020).
Facilitando espacios seguros de práctica con múltiples temáticas. Este enriquece a quien participa del role play, como quien es observador, basándose en teorías de aprendizaje social, aprendizaje por descubrimiento y aprendizaje significativo (Altamirano-Droguett, 2019), donde se integra al estudiante no activo, esto se comprende como “debriefing” donde desde la posición de buen juicio que implica posicionar a los estudiantes desde el error como herramienta pedagógica, de la mano con la validación emocional mientras el docente utiliza su experiencia para retroalimentar el proceso (García-Soto et al., 2014).