La formación inicial en la Educación Superior es un tema complejo de abordar, ya que necesita adaptarse continuamente a las demandas cambiantes de las necesidades derivadas de una sociedad más global y de un rápido desarrollo tecnológico, al que los egresados tendrán que hacer frente en su futuro desempeño profesional. Para ello es fundamental disminuir la brecha existente entre los contenidos teóricos y su desempeño práctico y la realidad de sus futuros desempeños profesionales. Esto exige un cierto grado de coherencia entre los modelos de formación y las metodologías aplicadas para favorecer las competencias profesionalizadoras. En ese sentido se hace necesaria la aplicación de metodologías activas, para que además de la adquisición de competencias profesionales pueda ir experimentando las distintas etapas y procesos a los que van a tener que enfrentarse en su incorporación al mundo laboral, favoreciendo el carácter inclusivo tanto en el contexto universitario como en el laboral. Sin duda la principal característica de las metodologías activas es que el alumnado se convierta en el principal protagonista de su aprendizaje, pasando de un modelo consumidor a un modelo generador de conocimientos. Las metodologías activas facilitan el aprendizaje de competencias profesionales muy valoradas en el ámbito laboral, como por ejemplo, el trabajo cooperativo, la solución de problemas, la interdependencia positiva, entre otras. Las distintas propuestas presentadas en este simposio, tienen como objetivo presentar distintas experiencias en diferentes áreas de conocimiento, poniendo de manifiesto cómo el uso de las metodologías activas en la Educación Superior no solo favorece la adquisición de competencias académicas sino que facilitan el desarrollo de competencias profesionales, la inclusión , la equidad o la justicia social.