En medio de los recuerdos de mi infancia, a las faldas del Cerro del Muerto en Aguascalientes, Ags, México, orgullosa de mi origen y utilizando recursos propios de la narrativa pedagógica, se ha desarrollado un texto llamado arbitrariamente; “Una nueva oportunidad para remover la tierra y obtener buena cosecha”. En el 2002. donde la principal función profesional en la docencia, en espacios académicos que dan al estudiantado normalista, la oportunidad de acercarse a los desafíos de la Práctica Profesional Docente (PPD) y justamente, desde esa función, aprovecho las bondades de la narrativa, como medio de indagación e interpelación para contar mi experiencia, reflexionar sobre ella, buscar explicaciones y argumentos que impulsen a reconstruir mayores elementos en la mediación que realizo desde esta bella profesión que en palabras de Fullan y Hargreaves (2000, pág. 38) “Es emocionalmente apasionante, profundamente ética e intelectualmente exigente”. La ponencia se estructura con los elementos solicitados, centrando su riqueza en fragmentos propios de la narrativa, usando analogías y metáforas que permiten recuperar eventos significativos de la vida y conectarlos con los procesos que se fueron desarrollando en el curso de Práctica profesional y vida escolar, impartido a estudiantes de la Licenciatura en Enseñanza y Aprendizaje del Español, en la Escuela Normal Superior Federal de Aguascalientes “Profr. José Santos Valdés”, en el semestre “A” del ciclo 2022- 2023.

A través de un taller ofertado por la Dirección General de Educación Superior para el Magisterio (DGESUM); se nos dio, a docentes de diversos niveles educativos, la oportunidad de conocer la Narrativa Pedagógica como una metodología de análisis personal. Al descubrir la narrativa pedagógica como una herramienta para describir las vivencias profesionales con fines de análisis y mejora personal-profesional, se da la oportunidad de contar a través de ésta la visión docente, valorándola como una manera de investigar desde las experiencias propias y a partir de los retos a los que la profesión afronta. “Un día de clases”, tan simple pero tan significativa, esta frase permite a través del análisis, la reflexión del quehacer llevado a cabo durante esas jornadas de trabajo, interpelando a las propias experiencias para desarrollar una narrativa pedagógica, que parte de la propia práctica profesional de una docente formadora en donde describo mi proceder frente al caso específico de un estudiante, de donde surge una pregunta, ¿cuál es mi límite como docente ante situaciones personales de los alumnos?, llegando a conclusiones propias muy significantes para mejorar la función desde una visión más asertiva, prudente y con un enfoque humanista, tal como lo especifica el nuevo plan de estudios de educación normal 2022.

A finales del año 2022, la DEGESuM convoca a la comunidad normalista de México a un Taller sobre narrativa pedagógica, con el propósito de motivar hacia la introspección desde nuestros adentros en la experiencia docente, esta convocatoria provoca en la inquietud de transitar y asumir la docencia reflexiva como elemento esencial de transformación, de manera que eso que nos constituye y que se vive en lo cotidiano, pudiera llevar más allá de lo establecido que en cualquier investigación sistematizada, es por esto, que el tema de interés que surge es el análisis de la práctica profesional de un docente formador, en donde con “Evocaciones pedagógicas; mi primera vez en la docencia normalista”, texto producido a raíz del taller, pude identificar el la importancia de romper paradigmas, y el gozo por la docencia en este nivel, asumir la gran responsabilidad que tenía en mis manos de ser formadora de docentes, Y justamente, en este contexto se ubica la pregunta de investigación que guio el desarrollo del trabajo que se presenta: ¿De qué manera la narrativa pedagógica puede convertirse en un dispositivo metodológico que posibilita la exposición de experiencias de vida y trayectorias profesionales para sistematizarlas, resignificarlas, reconstruirlas, reflexionarlas y revitalizar la práctica de un docente formador? En donde pretendo identificar todos esos elementos que guíen hacia la reflexión de la práctica con una mirada más introspectiva, en donde nos damos cuenta que la concepción que emerge desde siempre; que el profesor pasa de ser un operante de patrones establecidos externamente, a un actor protagónico, que asume el compromiso de manera inmediata y cómo esto configuró, como un potente articulador de los procesos y desarrollar la profesionalidad con sentido, propósito, implicación y el lograr con el paso del tiempo la transformación de prácticas pedagógicas habituales hacia una pedagogía disruptiva.

Como resultado de un taller denominado “Narrativa pedagógica”, ofertado a nivel nacional para docentes que nos desempeñamos en la formación inicial de maestros y maestras para educación básica en México, en este texto se presentan los significados que a distancia encuentro de incursión en dicha área a partir de 2003 en la Escuela Normal del Estado de Aguascalientes, pudiendo ahora replantear y revalorar esa experiencia como un hermoso encuentro profesional en el que se descubre un amor más de vida, y que da la oportunidad de favorecer el desarrollo tanto personal como profesional de quienes también se proyectan en este ámbito educativo. Se presenta entonces, el proceso de construcción de una narrativa pedagógica (como metodología que direcciona el escrito) en la que exponen las confrontaciones en esas formas arcaicas de enseñar que transitan básicamente de una didáctica expositiva y de “cumplimiento”, a una donde se empieza a esbozar principios formativos que permiten resignificar la labor como agente de cambio social (título que ahora nos da la Nueva Escuela Mexicana) y que lleva a aprender nuevas maneras de facilitar los procesos de enseñanza y construcción de aprendizajes, transformando con ello el papel docente ante los educandos, mi institución, y presupuesto, el entorno social. Así pues, esta narrativa concebida como dispositivo metodológico que da pauta a resignificar la práctica docente, ahora se puede decir que trasciende en los procesos formativos del estudiantado normalista, al promoverla estratégicamente como recurso reflexivo de las experiencias obtenidas en sus prácticas curriculares.