La inteligencia artificial (IA) se perfila como una herramienta de gran impacto en el ámbito sanitario y educativo. Su inclusión en la formación de profesionales de la salud plantea la necesidad de desarrollar competencias críticas para su uso ético y efectivo. Por ello, el objetivo de esta investigación fue comprender cómo perciben los estudiantes esta tecnología resulta clave para orientar procesos formativos adecuados. Para ello, se realizó un estudio descriptivo con 57 estudiantes del Grado en Enfermería de la Universidad de La Rioja, mediante un cuestionario validado que recogía variables sociodemográficas, académicas y de experiencia con IA. El análisis fue estadístico-descriptivo y se respetaron los principios éticos de investigación. La edad media fue de 19,3 años y el 77% tenía experiencia previa con IA. La mayoría señaló una falta de formación específica, aunque reconoció el potencial de la IA para el aprendizaje autónomo. Se observó una actitud crítica hacia su implementación institucional, junto con una preocupación ética sobre su uso. Por tanto, el estudiantado valora positivamente el uso de la IA en educación, pero percibe carencias formativas relevantes. Se destaca la necesidad de una incorporación guiada y crítica de esta tecnología en la formación en Enfermería, que fomente un uso ético y alineado con los principios de la profesión.

El acompañamiento del alumnado tras la finalización de programas de posgrado representa un reto en fisioterapia y en otras áreas de las ciencias de la salud. La transferencia efectiva del aprendizaje a la práctica clínica suele verse limitada por la ausencia de mecanismos de tutoría continuada, lo que dificulta la consolidación de competencias. En este contexto, las herramientas digitales de uso cotidiano, como WhatsApp, ofrecen una oportunidad para ampliar la acción tutorial. Una búsqueda en PubMed mediante la ecuación ((“WhatsApp” OR “instant messaging”) AND (“Education, Graduate” OR “postgraduate education” OR “continuing education” OR “tutoring” OR “mentoring”) AND (“Health Personnel” OR “Medical Education” OR “Nursing Education” OR “Allied Health Occupations” OR “Physical Therapy Modalities”)) identificó solo 13 artículos en los últimos diez años, de los cuales tres exploraban tutorías con WhatsApp (dos en medicina y uno en farmacología). La escasa evidencia refuerza la necesidad de estudiar su aplicación en fisioterapia. Por ello, se desarrolló un estudio piloto con 12 fisioterapeutas egresados de un curso de Escuela de la Espalda. Durante tres meses se creó un grupo de WhatsApp donde se compartieron casos clínicos y artículos. La evaluación se realizó mediante un cuestionario ad hoc de 20 ítems, elaborado a partir de la adaptación de cuatro escalas reconocidas en educación: Computer System Usability – Learning Management System, Motivated Strategies for Learning Questionnaire, Escala de Aprendizaje Colaborativo y Cuestionario de Evaluación de la Enseñanza Virtual Asincrónica. Los resultados reflejaron medias elevadas en todas las dimensiones: usabilidad y satisfacción, motivación, colaboración y comunicación- aprendizaje. En conclusión, WhatsApp se muestra como una herramienta viable, accesible y económica para consolidar el aprendizaje tras la formación de posgrado en fisioterapia. Este estudio piloto abre una línea de innovación docente con potencial de crecimiento, que requiere validación en muestras más amplias y diferentes contextos universitarios.

El diseño de los espacios de aprendizaje influye directamente en la capacidad del alumnado para mantener la concentración, el confort físico y el rendimiento académico. En este contexto, las bibliotecas universitarias representan un lugar estratégico para la introducción de innovaciones ergonómicas que promuevan el bienestar durante el estudio prolongado. El presente capítulo describe una experiencia desarrollada en la biblioteca del Campus de Ponferrada de la Universidad de León, en la que se implementó el uso de fisiobalones como alternativa al mobiliario tradicional. El estudio se llevó a cabo con 20 participantes, entre estudiantes de diferentes titulaciones y usuarios externos. Se analizaron variables sociodemográficas, tiempo de uso del fisiobalón, experiencia previa, incomodidad percibida, comparación con la silla convencional, concentración y satisfacción general. La mayoría de los participantes no había utilizado previamente este recurso, pero mostraron una alta aceptación y valoración positiva. Los resultados señalaron que casi todos se sintieron más cómodos que con la silla tradicional, más de la mitad percibió una mejora en la concentración y la satisfacción global alcanzó una media de 8,7 sobre 10. Aunque algunos informaron de incomodidades, estas estuvieron relacionadas principalmente con la ergonomía del mobiliario complementario, como la altura y disposición de las mesas. La experiencia confirma que los fisiobalones pueden constituir una estrategia innovadora para fomentar la sedestación activa, incrementar la percepción de comodidad y potenciar la concentración. No obstante, se recomienda considerar un diseño integral del espacio, acompañar la implementación con pautas de uso y fomentar la alternancia con asientos convencionales. Este trabajo aporta evidencia práctica sobre la utilidad de los recursos ergonómicos en entornos universitarios y abre la puerta a futuras investigaciones que exploren su impacto a largo plazo en el bienestar y en los resultados académicos.