Esta propuesta consiste en el relato de un programa de meditación de ocho semanas que podría extenderse en el tiempo si fuera necesario. Pasamos a esbozar los objetivos, la cronología y breve resumen de los contenidos; por último, se mencionan algunos de los beneficios de la meditación en el aula. Objetivos generales del programa: mejorar la capacidad de algunas funciones superiores cerebrales como la atención sostenida, la disminución del nivel de estrés académico y la mejora de la gestión emocional a través de la meditación. Cronología y contenido de sesiones: se aplicarán pre y post-test antes y después del programa de intervención con el fin de constatar si la intervención ha tenido algún efecto en las variables de niveles de atención y estrés autopercibidos, así como en la gestión emocional. Las sesiones incluyen meditaciones yóguicas tradicionales, meditaciones mindfulness relacionadas con la gestión emocional, además de un diario de gratitud y alguna sesión de movimiento consciente. Cada sesión tiene una temática especial y engloba, por un lado, una práctica forma de meditación y, por otro, una práctica de educación/gestión emocional. Por último, se hace un repaso del hecho de: i) el creciente incremento de estudios sobre los beneficios de prácticas contemplativas en el aula viene respaldado por el aumento de la literatura del tema (Greenberg y Harris, 2012, por ejemplo); y ii) de la aceptación por parte de la comunidad científica y académica de estas prácticas como parte del uso de estas prácticas, como terapias de acompañamiento en casos clínicos, como para el fomento del bienestar y mejora de salud mental en general.

Investigaciones anteriores han demostrado que el yoga se asocia con la práctica de actividad integrativa (movimiento físico, respiración, meditación y atención plena) más por motivos de salud que de forma o apariencia física, lo que supone una motivación a la larga para la práctica de esta disciplina. Los métodos tradicionales del yoga, tales como la conciencia corporal, la introspección y la potenciación física, pueden promover una imagen corporal positiva y favorecer la salud de forma más holística que las intervenciones tradicionales de control de peso (por ejemplo, los programas de ejercicio). Algunas investigaciones también indican que el yoga es una herramienta eficaz en la prevención y el tratamiento de los trastornos alimenticios, mejorando la sintomatología, el bienestar, y cultivando la capacidad de sentir una conexión entre la mente y el cuerpo. Últimamente, los clínicos también consideran el yoga como un tratamiento seguro y beneficioso para los trastornos alimenticios con una serie de adaptaciones clave. Nosotros investigamos estas pruebas científicas recientes además de la propia disciplina del yoga basada en los pilares principales: la sociología, la neurociencia, el ayurveda y los "textos espirituales" del yoga como base sólida para promover esta oportunidad innovadora entre los jóvenes en el aula escolar.

En nuestra aportación trataremos dos aspectos fundamentales articulados a partir de la experiencia del Proyecto de Innovación Educativa “Vivir mejor, estar mejor” (19/040, Tipo D), ejecutado en la Universidad de Málaga durante los cursos académicos 2019/2021. En primer lugar, la puesta en práctica del proyecto -en su doble dimensión teórica y práctica- y, en segundo, una apuesta futura de su posible implementación en la universidad pública nacional. En cuanto al primer punto, centrado en el P.I.E. -que contó con tres Investigadores y siete Colaboradores-, tras exponer las cuestiones más puramente técnicas (Programa, Cronograma, Objetivos generales y Objetivos específicos)comentaremos la vivencia de enseñanza/aprendizaje propiamente dichas (integración por parte del alumnado, evolución teórico-práctica en el aula), pasaremos a relatar las conclusiones del mismo y la evaluación obtenida de parte del Vicerrectorado. En segundo lugar, y después de un minucioso estudio de las posibilidades de implementación en la universidad pública nacional, y a partir del ejemplo de la Universidad de Málaga, pasaremos a exponer nuestra propuesta, factible principalmente en los grados de Ciencias de la Educación y presumiblemente entre aquellos ofertados en Psicología y Filosofía. Dedicaremos un último apartado a considerar la posible inclusión de la disciplina yóguica en otros espacios académicos internacionales, fundamentalmente en los países donde ya hemos colaborado: Chile, Argentina, Paraguay, Brasil y México. En fin, planteamos la práctica del Yoga no solo como una experiencia personal, que conlleva unos beneficios evidentes a nivel corporal y mental como punto de partida, sino como una disciplina susceptible de ser incluida en la enseñanza oficial, en tanto que práctica colectiva para conformar, de ser posible, una sociedad más sana y saludable.

De bien es sabido por todos, la importancia de plantar una buena semilla y cuidarla hasta que vaya creciendo dándola los mejores cuidados y atención posible según el momento de su crecimiento para convertirla en un árbol fructífero, donde sus frutos serán el resultado de dicho proceso. Por suerte nuestra sociedad cada vez es más consciente de la importancia de ese proceso de esos cuidados previos al fruto. Se va mejorando la alimentación y el proceso evolutivo del alumno, pero aún nos queda mucho camino, una vía muy importante para el desarrollo del niño es la conjunción de mente y cuerpo, estas facetas se trabajan potencialmente, pero de una forma separada, por un lado, la gimnasia y por otro las materias comunes. El yoga es una ciencia y un arte que trabaja ambas a la vez, y de ahí su gran valor. En nuestra aportación trataremos la importancia de la enseñanza del yoga en los estamentos previos a los estudios superiores y a partir de la perspectiva del maestro o educador: enseñando a enseñar para que, posteriormente, el árbol que se va cuidando llegue a dar, como se apuntaba al inicio, sus frutos. Nuestra apuesta se fundamenta en la experiencia desde la enseñanza de la disciplina yóguica en un ámbito ejemplar como lo es el universitario (Universidad de Burgos) en donde se dan cita tanto profesores, como administrativos y alumnado. Gracias a una colaboración plena nuestra propuesta podrá encontrar cabida en la universidad pública nacional.

La intersección entre yoga e inteligencia artificial (IA) ofrece un vasto campo de oportunidades tanto para el bienestar humano como para el avance tecnológico. Por tanto, aplicado al ámbito educativo, la combinación de ambas disciplinas puede llegar a potenciar los efectos del yoga en el ser humano. Así, el objetivo general de este trabajo es analizar el uso de la IA como herramienta para mejorar el yoga en el ámbito educativo. Concretamente, se centra en el uso de redes neuronales, ya que a través de diferentes comandos son capaces de generar rutinas personalizadas. De este modo, la tecnología permite el monitoreo y corrección de posturas de yoga, así como también el hecho de usar redes neuronales ofrece la posibilidad de analizar y validar los beneficios del yoga a través de grandes conjuntos de datos. Teniendo en cuenta esto, integrar el yoga y la IA en la educación universitaria permite transformar la experiencia de aprendizaje, así como también el bienestar integral de los estudiantes y de los profesores. Este hecho se debe a que la IA puede adaptar el yoga a las necesidades específicas de cada alumno. Asimismo, la figura del profesor es indispensable, debido a que debe guiar todo el proceso. Por esta razón, el uso del yoga y la IA no deben estudiarse de forma aislada, sino que es necesario integrarlos de una manera dinámica para favorecer el aprendizaje de los alumnos. En otras palabras, estas dos disciplinas pueden ser consideradas herramientas para mejorar el rendimiento en diferentes asignaturas, en tanto que reduce el estrés y mejora la concentración. Por todo ello, el aprendizaje se vuelve más inclusivo y efectivo, al integrar el bienestar físico y mental con el aprendizaje académico.

España es el segundo país de la UE con mayor tasa de abandono escolar prematuro. Resulta bastante frecuente encontrar que se utilizan los términos “abandono escolar” y “deserción escolar” como sinónimos, aunque no lo sean. “Deserción” debería referirse a una elección definitiva, al menos por dos períodos académicos; mientras que si la suspensión fuera temporal, o resultase una migración hacia otra carrera, respondería al caso de un “abandono”. Para ambas situaciones el Yoga significaría una ayuda inestimable, tanto en un proceso de cambio como para una pérdida de rumbo o una renuncia. El Yoga es mucho más que una herramienta para reducir el estrés, otorga flexibilidad y capacidad de adaptación, fortaleza ante la adversidad y las presiones diarias que sufren los estudiantes. Siempre he disfrutado la sensación satisfactoria producida al impartir la primera clase de Yoga de su vida al alumno que queda deslumbrado con una experiencia hasta ese momento desconocida y que luego desarrollará sin límites de edad. La posibilidad de mantener una postura (ásana) de Yoga durante períodos de tiempo cada vez más extensos es un ejemplo de resiliencia y perseverancia, indefectiblemente asociadas a una tasa inferior de abandono escolar y un rendimiento académico superior. “… Por todas estas razones afirmo que la práctica del Yoga es la mejor educación física, y que debería iniciarse en ella a los niños en edad escolar, para que crezcan más fuertes, física, mental, moral, intelectual y espiritualmente, y puedan hacer frente a lo que el futuro les depare.”