De acuerdo con diversos autores, consideramos que las criaturas abren sus ojos al mundo y empiezan a interpretar su funcionamiento en base a mecanismos parecidos a los que utilizan los científicos. Para Gopnik (2012), niños y niñas construyen su conocimiento sobre el mundo principalmente mediante el juego exploratorio, la experimentación por prueba y error, y el análisis e interpretación de lo que sucede a su alrededor y de las acciones de otros, de forma muy parecida a como lo hacen los científicos. Sigman (2016, p. 45) apunta que “los chicos de un año construyen teorías sobre cómo funcionan las cosas de acuerdo con lo que observan. (…) Es decir, están haciendo ciencia”. Ideas que coinciden con la aportación de Duschl et al. (2007) que defienden que se debe iniciar el acercamiento a la ciencia en los primeros años de escolaridad. Como formadora de maestras, nos interesa especialmente el relevante papel de la persona adulta (Kuhn, 2012) en todo este proceso. En esta comunicación nos centraremos en la fase previa de preparación de situaciones y materiales que resulten sugerentes a los niños y niñas y que proporcionen la vivencia de aprendizaje como una experiencia gratificante y positiva, (Eshach & Fried, 2005).

Seguro que todas y todos hemos sentido alguna vez esa curiosidad e interés innato por conocer el mundo que nos rodea. Ya desde pequeños hacemos ciencia: interactuamos con la realidad, como si dialogáramos con ella, con el objetivo de comprenderla. Sin embargo, diferentes estudios muestran que es necesario favorecer este potencial para que se produzca el aprendizaje científico. En este sentido, se están llevando a cabo diferentes investigaciones que estudian cómo promover este aprendizaje en la primera infancia, bien a través de propuestas guiadas, bien desde la libre elección. Sin embargo, aquellas que investigan la integración de ambos enfoques son poco frecuentes. Este trabajo busca llenar este “vacío”, presentando una experiencia didáctica llevada a cabo en un centro de Educación Infantil en la que, tomando como punto de partida la actividad libre y autónoma de niños y niñas en un Espacio de Ciencias de libre elección monotemático sobre diversidad animal, se desarrolla toda una secuencia de enseñanza-aprendizaje al respecto, combinando la libre elección con momentos guiados. El espacio fue diseñado en colaboración con las maestras de infantil, quienes conocen mejor que nadie las necesidades e intereses de su alumnado, y consta de siete propuestas. Tras la libre elección, la cual supuso la toma de contacto de los pequeños con la temática, así como el origen de sus primeras preguntas, cada una de las propuestas fue retomada de manera guiada a lo largo del trimestre. Finalmente, se planteó un reto al alumnado con el objetivo de trasladar lo aprendido a un nuevo contexto y favorecer, en última instancia, la construcción de modelos explicativos sencillos. Aunque los datos continúan siendo analizados, nuestra vivencia de la experiencia, así como las observaciones preliminares realizadas, invitan a pensar que la respuesta a la pregunta que este trabajo nos plantea podría ser afirmativa: sí se puede.

A lo largo de la última década, desde el área de Didáctica de las Ciencias Experimentales se ha venido investigando en torno al valor que tienen los huertos como contextos de enseñanza-aprendizaje en la formación inicial de maestros, para mejorar la competencia científica de los futuros maestros/as de educación infantil y primaria mediante el abordaje de un abanico de temas científicos y ambientales de forma contextualizada. Los huertos son valiosos en general para los estudiantes universitarios, por su vínculo con la educación para la sostenibilidad; pero en el caso de los futuros maestros/as este caso, aprender en ellos durante su formación inicial les proporciona un modelo de cómo utilizar un espacio exterior para su práctica docente en el futuro, y les capacita para iniciar y/o sostener un proyecto educativo de huerto en las escuelas. El alcance de un huerto como recurso o espacio educativo va más allá del tradicional “plantar, regar, cosechar”, puesto que un huerto es un agroecosistema, cuyos componentes y procesos pueden estudiarse desde un punto de vista científico, y cuya gestión implica una toma de decisiones vinculadas a la forma en que nos relacionamos con el entorno. Pero, además, un huerto es un espacio al aire, donde las estrategias de enseñanza y las actividades que se realizan son distintas a las del aula, y es en esa concepción más amplia en la que nos situamos para plantear una experiencia de propuestas de ciencias de libre elección para la etapa de infantil. En esta comunicación se describirá un “tarde de ciencia” para infantes de 3 a 6 años en el Huerto EcoDidáctico de la Facultad de Educación de Soria (Universidad de Valladolid), reflexionando sobre las implicaciones que tiene hacer propuestas de ciencia elección al exterior, qué propuestas pueden ser más adecuadas, y su integración en el entorno.

Los niños y niñas de educación infantil están capacitados para aprender ciencias y deben hacerlo, pero para ello necesitan tiempo, espacio y recursos suficientes para explorar de manera autónoma, poner a prueba sus ideas e interactuar con otros, tanto con sus compañeros como con el docente. En respuesta a esta demanda, se están generando propuestas para reformar la enseñanza tradicional de las ciencias en estas etapas. El resto de las ponencias de este simposio han destacado la viabilidad de iniciar el desarrollo de habilidades, destrezas y prácticas científicas desde la primera infancia mediante actividades y espacios de ciencias de libre elección. Esta, por su parte, centra la atención en la formación de maestros y maestras dado que, si estas nuevas estrategias, que implican una reorganización del espacio, están demostrando su eficacia en el aprendizaje de los niños y niñas, es evidente que los futuros maestros y maestras deberán estar capacitados para fomentar la creación de estos entornos en sus centros educativos. Por lo tanto, desde la formación inicial de los profesionales de la educación se debe buscar el camino para ayudarles a diseñar este tipo de entornos o para adaptar esta forma de trabajo a las características y necesidades propias de su aula. Por ello, esta ponencia se centra en cómo se integran los espacios de ciencias de libre elección en la formación de maestros y maestras de infantil y primaria en la Universidad de Zaragoza. En se presenta una secuencia de actividades que se realizan con ellos y que van desde un primer contacto totalmente experiencial y vivencial con los espacios de ciencias de libre elección hasta finalizar con el diseño de propuestas concretas para estos entornos.

La organización en libre elección ha triunfado ampliamente en la escuela infantil y aporta evidentemente un aumento del bienestar personal de niños y niñas y maestras. La preocupación está en conseguir que el espacio en libre elección sea de base también un espacio de aprendizaje. El ejemplo del Lab 0_6, Centro de descubrimiento, investigación y documentación para la educación científica en las primeras edades, un proyecto de la Facultat de Ciències Socials de Manresa (UVic-UCC) nos permite identificar características clave para mantener el bienestar y asegurar el aprendizaje en el caso del espacio de ciencia. Siguiendo la literatura existente sobre como se aprende ciencia en las primeras edades y la experiencia adquirida con las visitas escolares en el Lab 0_6 UManresa, se está trabajando para caracterizar conceptualmente un espacio de ciencia inclusivo en libre elección. Garantizar una vivencia positiva de contacto con la ciencia, proveer de experiencia directa con la realidad, posibilitar el acceso autónomo y la iniciativa a las criaturas, favorecer procesos de indagación, promover la interacción y la comunicación entre iguales y con la persona adulta, mantener una actitud respetuosa con el medio y con los demás y un comprometido papel de la maestra responsable son elementos básicos para que el espacio sea espacio de aprendizaje. Las bases conceptuales enumeradas derivan en consecuencias para el diseño de los espacios y de las propuestas y en la definición de indicadores que han de permitir evaluar el impacto de los espacios de ciencia inclusivos en libre elección en los niños y niñas y en las maestras. Esta presentación es parte del proyecto de Generación de conocimiento PID2022-139472OA-I00, financiado por el MICIU/AEI/10.13039/501100011033 y por FEDER, UE.